Foro por la Memoria
de Zamora
Verdad, Justicia y Reparación
Manifiesto para la recuperación, dignificación y divulgación de la memoria histórica en la ciudad de Zamora
¿Por
qué reivindicamos la memoria de la Zamora republicana?
Porque es
patrimonio cultural. Para conocer plenamente nuestra historia es necesario
recuperar, preservar y divulgar la
etapa de la II República, que ha sido deliberadamente excluida de la historia
de Zamora, ofreciendo a los ciudadanos una visión deformada y falseada. Durante
aquellos años, unas instituciones elegidas democráticamente trabajaron para
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y los servicios públicos. La
sublevación militar de julio de 1936 acabó con el consistorio, que representaba
legalmente a los zamoranos, asesinando a la mitad de la Corporación y a varios de
sus empleados públicos. La ciudadanía tiene derecho a conocer y transmitir su
historia a las generaciones futuras.
Porque es un referente
moral.
Debemos rescatar en el espacio público un patrimonio inmaterial que conforma el
relato de la memoria democrática, el cúmulo de experiencias individuales y
colectivas orientadas por un sentido ético y político y por un proyecto que
apuntaba a conseguir una sociedad mejor, y que ha vertebrado una cultura
política democrática asentada sobre la base común de la defensa de la libertad
y la justicia, de los valores republicanos y de los derechos humanos. La
provincia de Zamora cuenta con una rica tradición de lucha por la democracia y
los derechos ciudadanos, motivo por el que sus clases trabajadoras fueron
masacradas en aquellos momentos, y ha seguido siendo maltratada hasta el día de
hoy por los sucesivos poderes públicos, que se han mostrado ajenos a esta
cultura política democrática y han incumplido de manera contumaz la Ley
52/2007, por la que se reconocen y amplían derechos y se amplían medidas a
favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y
la dictadura. Las mayorías de progreso que gobiernan los principales
Ayuntamientos de la provincia tienen un deber con la mayoría social a la que
representan. Es necesario recuperar y reivindicar esa otra cara de Zamora, por
la que luchamos ayer y trabajamos hoy.
Es
necesario que la actual corporación municipal revoque los Acuerdos y
resoluciones de 1936 y 1937, que destituyeron por sus ideas políticas a 43
empleados públicos, varios de los cuales fueron asesinados, y que exprese el reconocimiento hacia los representantes y empleados
públicos ilegalmente destituidos e injustamente represaliados, y a su labor
por la mejora y desarrollo de la ciudad y las condiciones de vida de los zamoranos.
La moción debe partir de la base de la ilegitimidad de la sublevación armada y
recuperar para la historia la verdad de los hechos ocurridos. Mociones en este
sentido fueron presentadas por el grupo de IU con motivo del 70 aniversario de
la sublevación y fueron rechazadas por las mayorías de derechas de nuestras
corporaciones local y provincial. Nos encontramos ante el 80 aniversario y,
frente a todas las maniobras de filibusterismo político, los sofismas de la
derecha, sus manipulaciones del sentido de la transición y su ocultación de las
luchas populares por la recuperación de la democracia, tenemos que reiterar que
no puede haber concordia si no hay
justicia. El recuerdo a estas personas debe estar presente en las
dependencias municipales donde ya se recuerda a los concejales electos desde
1979. Es necesario que los grupos de la mayoría de progreso del Ayuntamiento de
Zamora y de los principales ayuntamientos de la provincia donde se produjeron
hechos similares adopten iniciativas similares y sus representantes presenten
en la Diputación mociones en el mismo sentido.
Hay
que exigir a las autoridades que cumplan con su obligación de retirar todos los
vestigios de exaltación de la
sublevación militar y de la Dictadura franquista que envilecen nuestra
provincia. Es inaceptable la
persistencia de recordatorios que enaltecen la sublevación ilegal de julio de
1936, con sus consecuencias de muerte y desolación para una gran cantidad de
zamoranos que vivían al amparo de un régimen democrático que habían votado en
las urnas. Muchas calles y edificios de Zamora siguen albergando símbolos de la Falange y de los Sindicatos
verticales que perpetúan una manipulación de la memoria pública al atribuir
las actuaciones obligatorias de los poderes públicos a unas organizaciones
fascistas que accedieron al poder y al monopolio de la gestión de las políticas
sociales mediante el exterminio de los obreros asociados a organizaciones de
clase y de los partidos democráticos. En ejercicio de sus competencias, y en cumplimiento
de lo previsto por la Ley el Ayuntamiento está capacitado para sustituir estas
placas, y cualquier oposición a esta medida constituye un desacato a una ley
vigente.
También
se cumplen diez años desde que la Consejería de Educación se negó a retirar de
la Universidad Laboral la lápida que
justifica la necesidad de la represión franquista, escarneciendo a todas las
víctimas de la dictadura. Su retirada es necesaria, por su incompatibilidad con
el espíritu y la letra de la ley vigente y por su absoluta irrelevancia
patrimonial en comparación con otras edificaciones de la misma época, como el
teatro de la Universidad Laboral o la capilla del Hospital Provincial, que la
Junta ha destruido sin escrúpulos e incluso desoyendo el clamor popular en contra.
Es
necesario sustituir los nombres de calles asociados al golpe de estado
franquista, de los que en nuestra ciudad se han conservado los dedicados a José Peña Boeuf, ministro de los
primeros gobiernos de Franco, a Carlos
Pinilla -personaje vinculado a la sublevación militar contra la democracia,
a la represión de la dictadura, y a la colaboración con el régimen nazi- y a Manuel Echanove, alcalde de la ciudad
en los primeros años de la dictadura. Estos honores y distinciones a
personalidades vinculadas al golpe de estado y a la dictadura sólo se
justifican por una interpretación caciquil de las políticas públicas, que
atribuye a favores personales las realizaciones de los poderes públicos, y pretende
desvincular el ejercicio de los poderes dictatoriales de su evidente
ilegitimidad de origen. El Ayuntamiento debe sustituir estos nombres por otros
acordes con la ejemplaridad que los nombres de las vías públicas han de
representar, y retirar títulos honoríficos adjudicados a algunas de estas
personalidades.
Es
necesario que las futuras adjudicaciones de nombres a las vías públicas otorguen
prioridad a personas que por su aportación artística, cultural o social a la
ciudad, constituyan un verdadero referente ético, personas de valía y
ejemplaridad pública como el diputado Quirino
Salvadores, el alcalde Cruz López
García o el presidente de la Diputación Gonzalo Alonso Salvador; a Higinio
Merino de la Monja, presidente de la Coral Zamora; a destacados docentes de
la provincia represaliados por los golpistas, como Valentín Ferrero, Mariano
Quintanilla o Gloria Giner de los
Ríos. Es urgente dignificar el legado de literatos y artistas zamoranos que
por sus ideas políticas han sido maltratados por los gestores municipales, como
Baltasar Lobo, León Felipe o Agustín García
Calvo.
Es
necesario señalizar los lugares de
memoria que constituyen hitos en la historia democrática de la ciudad: la
Casa del Pueblo, la cárcel provincial… Especial atención requiere el cementerio,
donde yacen los restos de cientos de conciudadanos cuyo único delito fue
defender la democracia, y a los que en este espacio no se dedica otro recuerdo
que los estrictamente privados.
Debe
solucionarse la cuestión del monumento a
los represaliados por el franquismo, cuya instalación fue autorizada por el
Ayuntamiento hace ya cuatro años. La ciudad de Zamora debería recordar también,
como muchas localidades europeas y algunas españolas, a sus conciudadanos que sufrieron
el cautiverio y en algunos casos la muerte en los campos nazis.
Zamora, 14 de abril de 2016
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