Foro por la Memoria Zamora

miércoles, 13 de abril de 2016


Foro por la Memoria
de Zamora
Verdad, Justicia y Reparación

Manifiesto para la recuperación, dignificación y divulgación de la memoria histórica en la ciudad de Zamora


¿Por qué reivindicamos la memoria de la Zamora republicana?

Porque es patrimonio cultural. Para conocer plenamente nuestra historia es necesario recuperar, preservar y divulgar la etapa de la II República, que ha sido deliberadamente excluida de la historia de Zamora, ofreciendo a los ciudadanos una visión deformada y falseada. Durante aquellos años, unas instituciones elegidas democráticamente trabajaron para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y los servicios públicos. La sublevación militar de julio de 1936 acabó con el consistorio, que representaba legalmente a los zamoranos, asesinando a la mitad de la Corporación y a varios de sus empleados públicos. La ciudadanía tiene derecho a conocer y transmitir su historia a las generaciones futuras.

Porque es un referente moral. Debemos rescatar en el espacio público un patrimonio inmaterial que conforma el relato de la memoria democrática, el cúmulo de experiencias individuales y colectivas orientadas por un sentido ético y político y por un proyecto que apuntaba a conseguir una sociedad mejor, y que ha vertebrado una cultura política democrática asentada sobre la base común de la defensa de la libertad y la justicia, de los valores republicanos y de los derechos humanos. La provincia de Zamora cuenta con una rica tradición de lucha por la democracia y los derechos ciudadanos, motivo por el que sus clases trabajadoras fueron masacradas en aquellos momentos, y ha seguido siendo maltratada hasta el día de hoy por los sucesivos poderes públicos, que se han mostrado ajenos a esta cultura política democrática y han incumplido de manera contumaz la Ley 52/2007, por la que se reconocen y amplían derechos y se amplían medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura. Las mayorías de progreso que gobiernan los principales Ayuntamientos de la provincia tienen un deber con la mayoría social a la que representan. Es necesario recuperar y reivindicar esa otra cara de Zamora, por la que luchamos ayer y trabajamos hoy.

Es necesario que la actual corporación municipal revoque los Acuerdos y resoluciones de 1936 y 1937, que destituyeron por sus ideas políticas a 43 empleados públicos, varios de los cuales fueron asesinados, y que exprese el reconocimiento hacia los representantes y empleados públicos ilegalmente destituidos e injustamente represaliados, y a su labor por la mejora y desarrollo de la ciudad y las condiciones de vida de los zamoranos. La moción debe partir de la base de la ilegitimidad de la sublevación armada y recuperar para la historia la verdad de los hechos ocurridos. Mociones en este sentido fueron presentadas por el grupo de IU con motivo del 70 aniversario de la sublevación y fueron rechazadas por las mayorías de derechas de nuestras corporaciones local y provincial. Nos encontramos ante el 80 aniversario y, frente a todas las maniobras de filibusterismo político, los sofismas de la derecha, sus manipulaciones del sentido de la transición y su ocultación de las luchas populares por la recuperación de la democracia, tenemos que reiterar que no puede haber concordia si no hay justicia. El recuerdo a estas personas debe estar presente en las dependencias municipales donde ya se recuerda a los concejales electos desde 1979. Es necesario que los grupos de la mayoría de progreso del Ayuntamiento de Zamora y de los principales ayuntamientos de la provincia donde se produjeron hechos similares adopten iniciativas similares y sus representantes presenten en la Diputación mociones en el mismo sentido.

Hay que exigir a las autoridades que cumplan con su obligación de retirar todos los vestigios de exaltación de la sublevación militar y de la Dictadura franquista que envilecen nuestra provincia. Es inaceptable la persistencia de recordatorios que enaltecen la sublevación ilegal de julio de 1936, con sus consecuencias de muerte y desolación para una gran cantidad de zamoranos que vivían al amparo de un régimen democrático que habían votado en las urnas. Muchas calles y edificios de Zamora siguen albergando símbolos de la Falange y de los Sindicatos verticales que perpetúan una manipulación de la memoria pública al atribuir las actuaciones obligatorias de los poderes públicos a unas organizaciones fascistas que accedieron al poder y al monopolio de la gestión de las políticas sociales mediante el exterminio de los obreros asociados a organizaciones de clase y de los partidos democráticos. En ejercicio de sus competencias, y en cumplimiento de lo previsto por la Ley el Ayuntamiento está capacitado para sustituir estas placas, y cualquier oposición a esta medida constituye un desacato a una ley vigente.

También se cumplen diez años desde que la Consejería de Educación se negó a retirar de la Universidad Laboral la lápida que justifica la necesidad de la represión franquista, escarneciendo a todas las víctimas de la dictadura. Su retirada es necesaria, por su incompatibilidad con el espíritu y la letra de la ley vigente y por su absoluta irrelevancia patrimonial en comparación con otras edificaciones de la misma época, como el teatro de la Universidad Laboral o la capilla del Hospital Provincial, que la Junta ha destruido sin escrúpulos e incluso desoyendo el clamor popular en contra.

Es necesario sustituir los nombres de calles asociados al golpe de estado franquista, de los que en nuestra ciudad se han conservado los dedicados a José Peña Boeuf, ministro de los primeros gobiernos de Franco, a Carlos Pinilla -personaje vinculado a la sublevación militar contra la democracia, a la represión de la dictadura, y a la colaboración con el régimen nazi- y a Manuel Echanove, alcalde de la ciudad en los primeros años de la dictadura. Estos honores y distinciones a personalidades vinculadas al golpe de estado y a la dictadura sólo se justifican por una interpretación caciquil de las políticas públicas, que atribuye a favores personales las realizaciones de los poderes públicos, y pretende desvincular el ejercicio de los poderes dictatoriales de su evidente ilegitimidad de origen. El Ayuntamiento debe sustituir estos nombres por otros acordes con la ejemplaridad que los nombres de las vías públicas han de representar, y retirar títulos honoríficos adjudicados a algunas de estas personalidades.

Es necesario que las futuras adjudicaciones de nombres a las vías públicas otorguen prioridad a personas que por su aportación artística, cultural o social a la ciudad, constituyan un verdadero referente ético, personas de valía y ejemplaridad pública como el diputado Quirino Salvadores, el alcalde Cruz López García o el presidente de la Diputación Gonzalo Alonso Salvador; a Higinio Merino de la Monja, presidente de la Coral Zamora; a destacados docentes de la provincia represaliados por los golpistas, como Valentín Ferrero, Mariano Quintanilla o Gloria Giner de los Ríos. Es urgente dignificar el legado de literatos y artistas zamoranos que por sus ideas políticas han sido maltratados por los gestores municipales, como Baltasar Lobo, León Felipe o Agustín García Calvo.

Es necesario señalizar los lugares de memoria que constituyen hitos en la historia democrática de la ciudad: la Casa del Pueblo, la cárcel provincial… Especial atención requiere el cementerio, donde yacen los restos de cientos de conciudadanos cuyo único delito fue defender la democracia, y a los que en este espacio no se dedica otro recuerdo que los estrictamente privados.

Debe solucionarse la cuestión del monumento a los represaliados por el franquismo, cuya instalación fue autorizada por el Ayuntamiento hace ya cuatro años. La ciudad de Zamora debería recordar también, como muchas localidades europeas y algunas españolas, a sus conciudadanos que sufrieron el cautiverio y en algunos casos la muerte en los campos nazis.


Zamora, 14 de abril de 2016

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