Foro por la Memoria Zamora

domingo, 8 de marzo de 2015



Berardo Cadierno González

(Cañizo, 1900-Zamora, 1936)



Una teoría muy extendida vincula el auge del fascismo, en aquellos países en los que logró imponerse, a una reacción de los propietarios rurales –grandes, medianos y muchos pequeños- frente a la movilización del proletariado agrícola. Hemos podido comprobar que existe una relación directa entre la mayor virulencia de la represión franquista y la existencia de organizaciones de trabajadores de la tierra, y allí donde los obreros del campo alcanzaron un mayor grado de empoderamiento, accediendo a las instituciones de gobierno local y arrebatando a los propietarios la exclusividad del control del mercado de trabajo, el golpe de estado franquista vino acompañado por una verdadera política de exterminio de los miembros destacados de las Sociedades de Trabajadores de la Tierra. Un bien ejemplo de ello es lo ocurrido con la Sociedad de Campesinos, Profesiones y Oficios Varios de Cañizo, presidida por Berardo Cadierno González.
Nació en Cañizo (Zamora) el 16 de enero de 1900, hijo de Antonino Cadierno Fernández, servicial (jornalero), y de Elena González Díez. En 1924 se casó con María del Carmen Crespo García y tuvieron dos hijos, Antonio (nacido en 1926) y Servilia (en 1928). Tras enviudar, se casó en segundas nupcias con Celia, con quien tuvo un hijo, Ramiro, nacido en mayo de 1936. Al igual que su padre, Berardo fue toda su vida jornalero, y en el momento de su muerte había alcanzado la categoría de mulero. En el censo electoral de 1930 se indica que sabía leer y escribir, mientras en el de seis años después se señala lo contrario, a pesar de que contamos con documentos escritos de su puño y letra.
En junio de 1931 Berardo presidió la segunda refundación de la Sociedad Obrera vinculada a la UGT (las dos anteriores fueron en 1904 y 1919), bajo el nombre de Sociedad de Campesinos, Profesiones y Oficios Varios, que en 1933 alcanzaría la cifra de 42 asociados, de los que 38 eran jornaleros.
A primeros de julio de 1931, la sociedad convocó una huelga para reclamar un incremento salarial y la aplicación del decreto de Términos Municipales, que, como el resto de la legislación laboral del nuevo régimen, era incumplido sistemáticamente por los patronos. Cuando el pueblo fue ocupado por la Guardia Civil el 6 de julio, Berardo trató de evitar los enfrentamientos pero su llamamiento fue desoído por los obreros y los disparos de la Guardia Civil provocaron la muerte del hortelano Germán Prieto y varios heridos (también un guardia civil sufrió contusiones). A raíz de estos hechos, que provocaron una intensa campaña de solidaridad en la provincia, fue detenida la junta directiva de la Sociedad y cuatro obreros fueron condenados a diversas penas por un consejo de guerra. Aunque Berardo no fue finalmente encausado por estos hechos, sufrió la persecución laboral habitual en los obreros sindicados y, junto a Narciso Pedrero, fue denunciado en agosto del mismo año por su patrón, el alcalde monárquico (reelegido en abril de ese mismo año) Severino Olea, que lo acusó del robo de un carro de mieses.
Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones generales de febrero de 1936, el 13 de marzo el gobernador civil destituyó al ayuntamiento elegido en 1931 (que se componía de concejales monárquicos puntualmente reciclados como agrarios, cedistas y radicalsocialistas) y nombró, para sustituirlo, una comisión gestora formada por cinco socialistas (incluido Berardo) y tres miembros de Izquierda Republicana. El 17 de marzo se constituyó la nueva gestora, cuyos miembros eligieron presidente a Aniceto Martín y vicepresidente a Berardo Cadierno, que actuó como presidente en funciones hasta finales de ese mes. En el pleno del 3 de mayo, Berardo Cadierno planteó la propuesta de suspender de empleo y sueldo al secretario municipal Julio Robles Granado, alegando razones políticas ajenas a su desempeño como funcionario (era presidente de la agrupación local de Acción Popular). Es probable que esta suspensión, que fue aprobada por mayoría absoluta, tuviera consecuencias en la represión posterior, no en vano los únicos vocales socialistas que sobrevivieron a la represión fueron Aniceto Martín, que permaneció escondido hasta 1950, y Cándido Gómez, que votó contra la suspensión de Robles (el secretario redactó de su puño y letra inculpatorios de la alcaldía que fueron tenidos en cuenta por las autoridades militares).
La mayor preocupación de la gestora durante sus cuatro meses de funcionamiento fue el paro estacional derivado de la mala cosecha de ese año. Para paliar sus consecuencias, se estableció un repartimiento extraordinario pero los mayores propietarios se negaron a pagarlo y bloquearon la actividad de la comisión mixta del trabajo rural. El 6 de junio Berardo Cadierno presidió una reunión con ellos, que resultó infructuosa.
Al conocerse la noticia del golpe de estado, Berardo trató de evitar la resistencia de los partidarios del Frente Popular, y aunque los obreros se movilizaron, los propietarios y afiliados derechistas (básicamente de Acción Popular) se hicieron con el control del pueblo. Tras la llegada de un delegado gubernativo al frente de fuerzas golpistas, la gestora fue destituida por las autoridades militares y tres de sus ocho miembros (Berardo, Alejandro Barrera y Leoncio González) detenidos y trasladados a la cárcel de Zamora, junto con los vocales obreros de la comisión mixta. El 30 de julio se constituyó el nuevo Ayuntamiento, en el que se reponía en sus cargos a los concejales que habían sido elegidos en abril de 1931, presididos por Severino Olea. Posteriormente, una vez acabados los trabajos de la siega, se produjeron otras dos oleadas de detenciones de obreros, una a finales de agosto y la otra a mediados de diciembre.
El 4 de noviembre, fue sacado de la cárcel de Zamora un grupo de nueve detenidos, de los que ocho eran vecinos de Cañizo y uno (el sastre Narciso Silva), de Zamora. Oficialmente su destino era la cárcel de Bermillo de Sayago, pero se les trasladó al cementerio de San Atilano, donde todos ellos fueron fusilados y enterrados en sepulturas del cuartel de San Antolín. Los vecinos de Cañizo incluidos en la saca fueron los vocales de la Gestora Berardo Cadierno González, de 36 años y Alejandro Barrera Cadierno, de 28, los vocales representantes de la Sociedad Obrera en la Comisión Mixta del Trabajo Rural Sabino Méndez Raposo, de 26 años, Jesús Ondarreta Fuentes, de 30 años, y Honorio Ferrero Díez, de 27, y tres obreros que no ocupaban cargos pero habían sido detenidos a raíz de la huelga de 1931: los hermanos Melanio y Cándido Herrero Cadierno, de 36 y 41 años, y Teodoro González Raposo, de 23 años. Otros cinco vecinos de Cañizo habían sido asesinados entre el 26 de agosto y el 21 de septiembre, y el goteo de muertes seguiría hasta el 19 de diciembre, totalizando 22 víctimas (entre ellas, tres vocales de la Gestora municipal y cinco de la Comisión Mixta).
La represión franquista se cebó en la familia de Berardo Cadierno, que era especialmente odiada por la clase patronal: sus primos Marciano Cadierno Martín e Isaac Martín Cadierno fueron asesinados el 26 de agosto en Molacillos, y Paulino Orellana, marido de su prima Saturnina Cadierno, el 22 de noviembre en Zamora. El esposo de su prima Valentina Cadierno, y dos hermanos de éste (Manuel, Victoriano y Félix Raposo) fueron encarcelados.

Eduardo Martín González

Agradecemos la colaboración de los descendientes de Berardo Cadierno

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