DIEZ AÑOS DESPUÉS (2012-2022)
El pasado 12 de abril se cumplieron
diez años de la presentación del Foro por la Memoria a la sociedad zamorana. La
búsqueda de verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo
estaba presente en el propio nombre de la asociación y en el manifiesto
fundacional, pero nuestra mirada al pasado no era un ejercicio de nostalgia
gratuita sino el reconocimiento de que habían existido otros proyectos de
sociedad alternativa, otros futuros posibles que fueron malogrados por el
fascismo y en los que podemos encontrar elementos útiles para la construcción
de una alternativa al presente. En nuestro propósito siempre estuvo la
reivindicación de aquellos que, con su esfuerzo y ejemplo, trabajaron por una
sociedad más justa, moderna e igualitaria. El odio franquista privó a las
generaciones siguientes de la sabiduría y el coraje de personas cuyos nombres
enterró en cal viva, silencio y miedo.
La crisis de 2007 mostró el
verdadero rostro del régimen del 78 y el colectivo constituyente del Foro
estaba compuesto por personas que, en la mayoría de los casos, tenían tras de
sí una trayectoria de militancia en movimientos sociales y de lucha por un
futuro mejor, como es el caso de Patricio Alonso, fundador y secretario del
Foro, del que en este boletín recogemos su última aportación a la causa
memorialista, pocos días antes de su fallecimiento en diciembre de 2018. La
pérdida inesperada de Patri fue un varapalo emocional no solo para el
movimiento memorialista, sino para el activismo en general, tanto a nivel local
como autonómico y estatal.
No era una tarea fácil buscar
verdad, justicia y reparación en 2012 y sigue sin serlo diez años después. Algo
tan básico como un censo aproximado de las víctimas del franquismo en nuestra
provincia sigue lejos de completarse, y aunque el trabajo en archivos y con
fuentes orales haya permitido localizar o identificar a más de 1.500 víctimas
mortales y a varios miles de personas que fueron encarceladas, despojadas de
sus bienes o de su puesto de trabajo, es mucho lo que nos separa de conocer
toda la verdad de lo ocurrido tras el golpe de estado de 1936. El fruto de este
trabajo lo hemos puesto al servicio de la sociedad, y fundamentalmente de las
familias de las víctimas, a través de nuestras redes sociales y de un correo
electrónico (foroporlamemoriazamora@gmail.com)
que no ha dejado de atender consultas particulares en todo este tiempo. Todo
ello –y queremos recalcarlo- con nuestros propios recursos, sin recurrir a
subvenciones y sin nada en común con los presuntos chiringuitos a los que
siempre aluden quienes buscan consolidar el modelo español de impunidad perpetuando
el olvido de las víctimas del franquismo o relegándolas a una categoría
inferior a la de otras víctimas más dignas para ellos.
Cuando el Foro inició su andadura
pública, la ley de memoria aprobada por el gobierno de Zapatero llevaba cuatro
años en vigor, pero sus muchas carencias se ponían de manifiesto por el
flagrante incumplimiento de la mayoría de administraciones y por la debilidad
del entramado asociativo en cuyas manos se dejaba gran parte de las tareas
necesarias para su aplicación. Lamentablemente, son muchas las administraciones
públicas de nuestra provincia que han puesto trabas a la aplicación de una ley
cuyas normas, aunque insuficientes, correspondían al más elemental espíritu
democrático cuando no a sentimientos humanitarios básicos: empezando por la
Diputación Provincial, que ha tenido paralizado más de tres años el expediente
de reparación a sus empleados y cargos públicos destituidos o asesinados, pese
a haberlo aprobado en febrero de 2018; y siguiendo por un gran número de
ayuntamientos que continúan honrando en su callejero a golpistas y responsables
de crímenes contra la humanidad, incumpliendo la ley y desoyendo –e incluso
ridiculizando- los llamamientos en ese sentido. Aunque el resultado sea
gratificante, es triste recordar las energías que ha habido que invertir para
conseguir la revocación de sanciones injustas como las impuestas por tantos
ayuntamientos a sus miembros y empleados, o por corporaciones como el Colegio
de Abogados a algunos de sus miembros. No sería justo dejar de recordar el
trabajo que, en nuestra misma línea, han venido realizando otras asociaciones
como el Círculo Republicano Zamorano, la Asociación Benito Pellitero o la ARMH,
o políticos como el senador Carles Mulet, así como numerosos colectivos cívicos
o de familiares, muchas veces sin personalidad jurídica propia, como los que
han propiciado la construcción de los memoriales que, en distintos lugares de
nuestra provincia, honran a las víctimas del fascismo.
La experiencia acumulada en estos
años y la difícil coyuntura que se avecina nos obliga a reivindicar más que
nunca que la nueva ley de memoria democrática termine con el modelo español de
impunidad, sea vinculante para todas las administraciones (incluida la de
justicia y otros poderes del estado), y que no solamente contemple la anulación
explícita y con todos los efectos legales de las condenas y sanciones impuestas
por razones políticas por el régimen franquista sino que también elimine los
obstáculos que esgrimen las administraciones reacias a colaborar, apelando a la
ley de amnistía o haciendo una interpretación torticera de la protección de
datos personales y del honor y la intimidad, para dificultar a todos los
niveles la investigación de los crímenes de la dictadura.
En estas últimas semanas nos
están preguntando desde muchos sectores por las repercusiones que va a tener
para el memorialismo castellano y leonés la ominosa entrada en el gobierno
autonómico de la fuerza política más reaccionaria y nostálgica del franquismo
que ha habido en el espectro parlamentario español en los últimos 40 años. Pues
bien: aparte de la profunda tristeza que ha invadido los corazones demócratas
de nuestra tierra, y una seria preocupación por el futuro, podemos decir que la
irrupción en las instituciones de este neofranquismo iletrado y gañán apenas va
a tener consecuencias prácticas en nuestro día a día. Desde un punto de vista
ético, nos estamos viendo obligados a defender el inane Decreto de Memoria
Histórica de 2018, que apenas ha tenido efectos la actividad de los colectivos
memorialistas. Es la legislación estatal la que ha venido para darnos amparo, y
desde Valladolid parece, más bien, que el caballo de batalla sea la corrupción
semántica de palabras hermosas como “concordia”, “memoria”, “mujer”, “familia”
o “igualdad”.
Aun así, nos mantenemos alerta,
no bajamos la guardia y, por primera vez en la historia del colectivo
memorialista castellano y leonés, se atisba un movimiento de fondo hacia la
unidad de fuerza y acción común que no puede traer sino cosas buenas. En estos
tiempos sombríos, la mano de compañeros y compañeras que comparten nuestra
búsqueda de verdad, justicia y reparación, será imprescindible como apoyo en el
presente y como esperanza para el futuro.
(fotografía del acto de presentación del Foro por la Memoria de Zamora el 12 de abril de 2012, por Emilio Fraile)
Este artículo es el editorial del boletín Memoria Antifranquista nº 4, publicado el 14 de abril de 2022
No hay comentarios:
Publicar un comentario