Foro por la Memoria Zamora

sábado, 14 de octubre de 2017

Ángel Salvadores Franco (Zamora, 1882-1936)


No soy más que un hombre con una fuerza y una voluntad de hierro que está dispuesto siempre en cualquier instante a defender los derechos de la clase trabajadora. Mi palabra es tosca, sin aparato retórico de bambalina, ya que mi única biblioteca ha sido la lucha por la vida y el trabajo”, manifestaba en 1933 Ángel Salvadores, electricista cuya vida fue un duro ejemplo de lucha, compromiso y sacrificio, por lo que se convirtió en uno de los primeros objetivos del plan de exterminio desplegado por los golpistas zamoranos.

Nacido en Zamora en el seno de una familia trabajadora, Ángel era primo de otros dos dirigentes socialistas, Quirino Salvadores (trabajador de la metalurgia, cuya biografía ya se ha publicado en este blog) y Matías Salvadores (albañil). Trabajó desde muy joven con su padre, Antonio, y sus hermanos Nicanor y Clemente, contratistas en las obras de la planta hidroeléctrica de El Porvenir de Zamora. En 1905, durante las fiestas de San Román de los Infantes, localidad cercana a la central, un grupo de trabajadores de la empresa se vio involucrado en uno de los habituales conflictos sobre la participación de forasteros en los festejos locales, que esta vez derivó en un enfrentamiento multitudinario con vecinos del pueblo, en el que resultó muerto uno de estos últimos. En el juicio, en el que los trabajadores fueron defendidos por Miguel Núñez, abogado de la empresa, y en el que se contrapusieron dos versiones –los acusados alegaron haberse defendido de un intento de linchamiento, mientras la prensa católica presentaba a los obreros como una “plaga” de “perniciosa influencia” contraponiéndolos a las virtudes de los honrados labradores castellanos- se dictaron duras penas contra ellos, y pese a no ser autor material de la muerte de Miguel Gago, Ángel fue condenado, como cómplice, a diez años de prisión que cumplió en el penal de Chinchilla y en la cárcel de Zamora.

Se casó con Vicenta Leal, con quien tuvieron un hijo, Nicanor, e instalaron su domicilio en la calle Trascastillo. Al constituirse en 1922 la Federación de Sociedades Obreras de Zamora, Ángel Salvadores fue elegido presidente (y su primo Quirino, cuya biografía ya hemos publicado, secretario). En 1927 entró a formar parte de la comisión organizadora de la Sección Obrera de la Cooperación General y Casas Baratas, junto a Tomás Blanco Limia y Antonio Abad San Román (que también serían asesinados en 1936), y en 1928 fue elegido vocal del patronato escolar Chaves Arias.

Al proclamarse la República, Ángel Salvadores tenía tras de sí una larga trayectoria de militancia socialista. En el comité provincial del PSOE, del que formaba parte, se opuso a la coalición con fuerzas burguesas, aunque finalmente estas tesis fueron derrotadas por las de los partidarios de la conjunción republicano-socialista. Aun así, en la campaña para la elección de las Cortes constituyentes fue proclamado candidato en representación de la UGT, si bien con el único fin de acreditarlo como apoderado, pues el sindicato cedió el puesto que le correspondía designar en la lista de aspirantes a escaños (junto a Maura, Galarza y Quirino Salvadores) a Gregorio Marañón, cuyo indigno comportamiento posterior es de todos conocido.

En 1932, Ángel Salvadores era presidente de la Federación Local de Sociedades Obreras. En el mes de julio, en un ejemplo vergonzoso de la fragilidad de la coalición entre socialistas y republicanos burgueses, los concejales radicales del Ayuntamiento de Zamora Roberto Lino Blanco Semper y Manuel Alonso Maíllo secundaron la campaña de las derechas contra el Estatuto catalán y se unieron a los monárquicos para impulsar una moción de reprobación contra Galarza y Quirino Salvadores por haber anunciado su voto favorable a la autonomía catalana (lo que, poco después, harían también los diputados del PRR en las Cortes, poniendo de manifiesto la hipocresía de sus correligionarios zamoranos). En el pleno municipal del 15 de julio, Ángel Salvadores, Benito Cabañas y Marcelo Carbajo (presidente, secretario y tesorero de la Casa del Pueblo), que se encontraban entre el público, increparon a los dos concejales radicales, y se originó un tumulto en el que resultó lesionado Alonso Maíllo (por cierto, afiliado a la UGT). Un año después, los tres dirigentes socialistas fueron juzgados por estos hechos, en un proceso en el que los defendió Ángel Galarza, y en el que Ángel Salvadores fue condenado a dos meses y un día de arresto mayor.

En 1933 era vicepresidente de la Sociedad de Obreros Metalúrgicos, y presidente del Comité Ejecutivo de la Federación Provincial de Sociedades Obreras. Ese mismo año intervino en la comisión que concertó las bases para solucionar la huelga de la construcción. En junio de 1934 fue detenido junto a Manuel Antón por divulgar un llamamiento a la huelga general campesina, y ambos fueron sancionados con sendas multas.

Tras la huelga general revolucionaria de octubre de 1934, en el curso de la cual fue clausurada la Casa del Pueblo de Zamora, fue detenido junto a muchos militantes obreros zamoranos. En febrero de 1935 fueron sometidos a juicio en la Audiencia Provincial de Zamora bajo la acusación de fabricación y tenencia de explosivos y, en otros casos, de tenencia ilícita de armas de fuego. Ángel Salvadores y otros nueve compañeros –Celso Hernández García, Bernardo González Gaitán, Esperanto Luis Martín, Manuel Antón Rodrigo, Antonio Rodríguez Vizán, Manuel Antón Martín, Julio Álvarez del Pozo y Andrés Espinosa García- fueron condenados a dos años, cuatro meses y un día de prisión y encarcelados en Chinchilla, mientras otros seis compañeros eran condenados a penas menores y dos absueltos. Tras la victoria del Frente Popular fueron amnistiados y regresaron a Zamora, donde fueron objeto –junto a quienes cumplían condenas por la misma huelga en el penal de Burgos- de un recibimiento multitudinario el 25 de febrero de 1936. Poco después, Ángel fue elegido presidente de la Sociedad de Obreros Electricistas.

Tras el golpe de estado fue detenido e ingresó en la prisión provincial, de donde saldría, pocos días después, en la primera saca realizada (encubierta, según el sistema que se haría habitual durante los meses siguientes, como traslado a la cárcel de Bermillo de Sayago), junto a Valentín Ferrero García (presidente de la Asociación Provincial del Magisterio) y Diego Ballesteros Gómez (presidente de la Gestora municipal de Aspariegos). Los tres fueron “hallados muertos” el 4 de agosto, y enterrados en la fosa común del cementerio de Zamora, junto a dos detenidos de Carbajales de Alba cuyos cadáveres habían aparecido en el puente de Villagodio.
                                                        Eduardo Martín González, 24 de marzo de 2015

Fuentes:
Diversos números de El Correo de Zamora, Heraldo de Zamora, La Mañana, La Voz del Trabajo y La Tarde.
Blanco Rodríguez, Juan Andrés y Ruiz González, Cándido, “La represión en la provincia de Zamora durante la guerra civil y el franquismo”, en Berzal de la Rosa, Enrique (coordinador), Testimonio de voces olvidadas, Valderas, Fundación 27 de marzo, 2007, volumen 2, pp. 237-314.
Mateos Rodríguez, Miguel Ángel, La República en Zamora (1931-1936). Comportamiento político electoral en una sociedad tradicional, Zamora, I.E.Z. Florián de Ocampo, 1995.
Fundación Pablo Iglesias: Diccionario Biográfico de Socialistas Españoles.

Agradecemos a Eduardo Velasco Merino habernos proporcionado la fotografía de Ángel Salvadores.

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