Ángel
Salvadores Franco (Zamora, 1882-1936)
“No soy más que un hombre con una fuerza y una voluntad de hierro que
está dispuesto siempre en cualquier instante a defender los derechos de la
clase trabajadora. Mi palabra es tosca, sin aparato retórico de bambalina, ya
que mi única biblioteca ha sido la lucha por la vida y el trabajo”,
manifestaba en 1933 Ángel Salvadores, electricista cuya vida fue un duro
ejemplo de lucha, compromiso y sacrificio, por lo que se convirtió en uno de
los primeros objetivos del plan de exterminio desplegado por los golpistas
zamoranos.
Nacido en Zamora en el seno
de una familia trabajadora, Ángel era primo de otros dos dirigentes
socialistas, Quirino Salvadores (trabajador de la metalurgia, cuya biografía ya
se ha publicado en este blog) y Matías Salvadores (albañil). Trabajó desde muy
joven con su padre, Antonio, y sus hermanos Nicanor y Clemente, contratistas en
las obras de la planta hidroeléctrica de El Porvenir de Zamora. En 1905,
durante las fiestas de San Román de los Infantes, localidad cercana a la central,
un grupo de trabajadores de la empresa se vio involucrado en uno de los
habituales conflictos sobre la participación de forasteros en los festejos
locales, que esta vez derivó en un enfrentamiento multitudinario con vecinos
del pueblo, en el que resultó muerto uno de estos últimos. En el juicio, en el
que los trabajadores fueron defendidos por Miguel Núñez, abogado de la empresa,
y en el que se contrapusieron dos versiones –los acusados alegaron haberse
defendido de un intento de linchamiento, mientras la prensa católica presentaba
a los obreros como una “plaga” de “perniciosa influencia” contraponiéndolos a
las virtudes de los honrados labradores castellanos- se dictaron duras penas
contra ellos, y pese a no ser autor material de la muerte de Miguel Gago, Ángel
fue condenado, como cómplice, a diez años de prisión que cumplió en el penal de
Chinchilla y en la cárcel de Zamora.
Se casó con Vicenta Leal, con
quien tuvieron un hijo, Nicanor, e instalaron su domicilio en la calle
Trascastillo. Al constituirse en 1922 la Federación de Sociedades Obreras de
Zamora, Ángel Salvadores fue elegido presidente (y su primo Quirino, cuya
biografía ya hemos publicado, secretario). En 1927 entró a formar parte de la
comisión organizadora de la
Sección Obrera de la Cooperación General
y Casas Baratas, junto a Tomás Blanco Limia y Antonio Abad San Román (que
también serían asesinados en 1936), y en 1928 fue elegido vocal del patronato
escolar Chaves Arias.
Al proclamarse la
República, Ángel Salvadores tenía tras de sí una larga trayectoria de
militancia socialista. En el comité provincial del PSOE, del que formaba parte,
se opuso a la coalición con fuerzas burguesas, aunque finalmente estas tesis
fueron derrotadas por las de los partidarios de la conjunción
republicano-socialista. Aun así, en la campaña para la elección de las Cortes
constituyentes fue proclamado candidato en representación de la UGT, si bien
con el único fin de acreditarlo como apoderado, pues el sindicato cedió el puesto
que le correspondía designar en la lista de aspirantes a escaños (junto a
Maura, Galarza y Quirino Salvadores) a Gregorio Marañón, cuyo indigno comportamiento
posterior es de todos conocido.
En 1932, Ángel Salvadores
era presidente de la Federación Local de Sociedades Obreras. En el mes
de julio, en un ejemplo vergonzoso de la fragilidad de la coalición entre socialistas
y republicanos burgueses, los concejales radicales del Ayuntamiento de Zamora Roberto
Lino Blanco Semper y Manuel Alonso Maíllo secundaron la campaña de las derechas
contra el Estatuto catalán y se unieron a los monárquicos para impulsar una
moción de reprobación contra Galarza y Quirino Salvadores por haber anunciado
su voto favorable a la autonomía catalana (lo que, poco después, harían también
los diputados del PRR en las Cortes, poniendo de manifiesto la hipocresía de
sus correligionarios zamoranos). En el pleno municipal del 15 de julio, Ángel
Salvadores, Benito Cabañas y Marcelo Carbajo (presidente, secretario y tesorero
de la Casa del Pueblo), que se encontraban entre el público, increparon a los dos
concejales radicales, y se originó un tumulto en el que resultó lesionado Alonso
Maíllo (por cierto, afiliado a la UGT). Un año después, los tres dirigentes
socialistas fueron juzgados por estos hechos, en un proceso en el que los
defendió Ángel Galarza, y en el que Ángel Salvadores fue condenado a dos meses
y un día de arresto mayor.
En 1933 era vicepresidente
de la Sociedad de Obreros Metalúrgicos, y presidente del Comité Ejecutivo de la Federación Provincial
de Sociedades Obreras. Ese mismo año intervino en la comisión que concertó las
bases para solucionar la huelga de la construcción. En junio de 1934 fue
detenido junto a Manuel Antón por divulgar un llamamiento a la huelga general
campesina, y ambos fueron sancionados con sendas multas.
Tras la huelga general
revolucionaria de octubre de 1934, en el curso de la cual fue clausurada la
Casa del Pueblo de Zamora, fue detenido junto a muchos militantes obreros
zamoranos. En febrero de 1935 fueron sometidos a juicio en la Audiencia Provincial
de Zamora bajo la acusación de fabricación y tenencia de explosivos y, en otros
casos, de tenencia ilícita de armas de fuego. Ángel Salvadores y otros nueve
compañeros –Celso Hernández García, Bernardo González Gaitán, Esperanto Luis
Martín, Manuel Antón Rodrigo, Antonio Rodríguez Vizán, Manuel Antón Martín,
Julio Álvarez del Pozo y Andrés Espinosa García- fueron condenados a dos años,
cuatro meses y un día de prisión y encarcelados en Chinchilla, mientras otros
seis compañeros eran condenados a penas menores y dos absueltos. Tras la
victoria del Frente Popular fueron amnistiados y regresaron a Zamora, donde
fueron objeto –junto a quienes cumplían condenas por la misma huelga en el
penal de Burgos- de un recibimiento multitudinario el 25 de febrero de 1936.
Poco después, Ángel fue elegido presidente de la Sociedad de Obreros
Electricistas.
Tras el golpe de estado fue
detenido e ingresó en la prisión provincial, de donde saldría, pocos días
después, en la primera saca realizada (encubierta, según el sistema que se
haría habitual durante los meses siguientes, como traslado a la cárcel de
Bermillo de Sayago), junto a Valentín Ferrero García (presidente de la
Asociación Provincial del Magisterio) y Diego Ballesteros Gómez (presidente de
la Gestora municipal de Aspariegos). Los tres fueron “hallados muertos” el 4 de
agosto, y enterrados en la fosa común del cementerio de Zamora, junto a dos
detenidos de Carbajales de Alba cuyos cadáveres habían aparecido en el puente
de Villagodio.
Eduardo
Martín González, 24 de marzo de 2015
Fuentes:
Diversos números de El Correo de Zamora, Heraldo de Zamora, La Mañana, La Voz del Trabajo
y La Tarde.
Blanco Rodríguez, Juan
Andrés y Ruiz González, Cándido, “La represión en la provincia de Zamora
durante la guerra civil y el franquismo”, en Berzal de la Rosa, Enrique
(coordinador), Testimonio de voces
olvidadas, Valderas, Fundación 27 de marzo, 2007, volumen 2, pp. 237-314.
Mateos Rodríguez, Miguel
Ángel, La República en Zamora
(1931-1936). Comportamiento político electoral en una sociedad tradicional,
Zamora, I.E.Z. Florián de Ocampo, 1995.
Fundación Pablo Iglesias: Diccionario
Biográfico de Socialistas Españoles.
Agradecemos a Eduardo
Velasco Merino habernos proporcionado la fotografía de Ángel Salvadores.
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